Aunque el tiempo avanza a toda marcha, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) padecen el efecto cangrejo: van de para atrás. Lo reveló el Índice ODS 2022 para América Latina y el Caribe, publicado en noviembre de 2023 por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) de la Universidad de los Andes.
El panorama es realmente alarmante y requiere de esfuerzos imperiosos para revertirlo. “Nos encontramos en el punto medio de la meta global y los ODS están rezagados. La región aún no alcanza el logro del 60 % de la agenda 2023”, aseveró vía virtual Emma Torres, miembro del Consejo de Liderazgo de Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), en el lanzamiento del Índice que se realizó el 27 de noviembre de 2023.
“Existe una insuficiente preservación de áreas naturales, un incremento de la pobreza, una continua desigualdad y una baja inversión en educación, ciencia, tecnología e innovación”, complementó.
Las conclusiones expuestas en el Auditorio Mario Laserna por Mónica Pinilla-Roncancio, subdirectora del CODS de Los Andes, son la muestra fehaciente de esa realidad. Todos los países presentan rezago crítico en al menos un ODS, el cumplimiento de los ODS 12 (producción y consumo) y 13 (acción por el clima) tienen una tendencia decreciente, y alrededor del 25 % de la región vive con menos del 50 % de los ingresos medios.
En el marco de la esfera económica no se han evidenciado reducciones en los niveles de desigualdad desde el 2017, todos los países de la región han tenido un incremento en el porcentaje de personas viviendo bajo la línea de pobreza monetaria y el costo promedio de una dieta saludable es más alto que en cualquier otro sector del mundo.
En la esfera social ha disminuido la vacunación en niños y niñas menores a 5 años, han aumentado los casos de violencia de género y feminicidio, el índice promedio de percepción continúa manteniéndose en 41 desde el 2015 y, basándose en datos de la UNESCO, la educación terciaria (después del bachillerato) es inferior al 60 %.
Si bien en la esfera ambiental se destaca que la región cuenta con zonas marinas y terrestres de alto valor biológico y, además, ha avanzado considerablemente en la declaración de áreas protegidas, la deforestación sigue siendo un problema constante. Respecto al 2020, los datos indican que se ha perdido un total de 9556 hectáreas.
Adicionalmente, a pesar de que el consumo de combustibles fósiles en América Latina y el Caribe es menor al de las otras regiones en el mundo, la vulnerabilidad al cambio climática es alta.
La pandemia ocasionada por el COVID-19 y la guerra en Ucrania son unos de los causantes de que esos indicadores estén estancados o hayan empeorado. Sin embargo, muchas de esas dinámicas ya venían presentando un retroceso desde antes del inicio de esos acontecimientos y, por lo tanto, según los expertos del CODS, es fundamental que los gobiernos implementen estrategias urgentes de cambio.
“Informe tras informe pareciera que estamos estancados. En ese sentido, el CODS está enfocado en trabajar en tres retos específicos: la reducción de las desigualdades, la conservación de la naturaleza y la adaptación al cambio climático”, afirmo Juan Camilo Cárdenas, su director.
Brasil, Uruguay y Costa Rica son los tres países mejor posicionados en el Índice ODS 2022 para América Latina y el Caribe, con una puntuación que no supera el 67 %. Colombia ocupa la novena posición con un porcentaje exacto de 60,59 %.
Mónica Pinilla-Roncancio, subdirectora del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) de la Universidad de los Andes.
Las raíces de esperanza que pueden solucionar la incertidumbre
Sandra Vilardy, profesora de la Facultad de Administración de Los Andes y ex viceministra de Políticas y Normalización Ambiental, analizó la situación desde su experticia. En su intervención inició planteando que el mundo se encuentra en un momento de incertidumbre porque, basándose en estadísticas del Centro de Resiliencia de Estocolmo, la sociedad ha transgredido seis de los nueve límites de funcionamiento del planeta.
Para ella, el gran desencadenante de esa dificultad es que los seres humanos han subvalorado la naturaleza, la han utilizado para sacar materias primas y han despilfarrado su energía. No obstante, está convencida de que es posible impulsar un futuro esperanzador.
La clave, desde su perspectiva, es trabajar en pro de la regulación del clima y del agua porque todos los otros ODS van a depender de esa acción. Así mismo, recuperar el suelo para depurar los contaminantes.
El primer paso que recomienda para comenzar a transitar ese camino es que la población reconozca que es ecodependiente. Solo así es que pueden restaurarse los procesos funcionales, diseñarse una economía productiva que vaya a favor de la biodiversidad y hacer inversiones claras e inteligentes a favor de la naturaleza.
“La naturaleza y la interacción de la biodiversidad es la que hace que nuestra vida sea posible. Dependemos de ella para el desarrollo cultural, social y la producción de la economía”, concluyó la también doctora en Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Madrid.
Lea el Índice ODS 2022 para América Latina y el Caribe aquí.
Sandra Vilardy, profesora de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes.