La paz es uno de los sueños más anhelados de los ciudadanos y el diseño es una disciplina poderosa que tiene el potencial de ayudar a construirla. A través de la estimulación de la imaginación y la creatividad, posibilita el encuentro de propuestas innovadoras y soluciones.
En la Universidad de los Andes, entre el 9 y 13 de octubre de 2023, se realizó el Laboratorio de Innovación Aplicada ‘Diseñar la participación ciudadana para la construcción de paz’. Su propósito fue explorar los aportes que el diseño puede ofrecer en la formulación, ejecución e implementación de políticas públicas.
“Esta es una verdadera historia de éxito en el mundo del diseño. Es todo un hito innovador la iniciativa de la Universidad de los Andes de involucrar a estudiantes maestrantes en proyectos con comunidades”, asegura Mariana Salgado, la profesora argentina que dirigió el Laboratorio.
Los estudiantes de la maestría de Diseño conocieron la realidad de ‘Manatí de Páramo’ y el ‘Estudio Audiovisual la Estanzuela’, dos organizaciones que mediante la cultura y la memoria fomentan la paz y la transformación territorial. Adicionalmente, les propusieron alternativas que pueden resolver desafíos puntuales en sus contextos.
Diseñando desde lo más profundo del corazón
Merceth Urieles es la coordinadora del colectivo cultural Manatí de Páramo, situado en la localidad de San Cristóbal, Bogotá. Ella es una madre de siete niños que fue víctima del conflicto armado, pero también es una soñadora incansable que cree en la reparación y en un futuro mejor.
Ese convencimiento la llevó a ser parte del refugio creativo que no solo cuida el desarrollo personal y el bienestar emocional de niños que tienen entre 7 y 11 años, viven en el barrio y fueron perjudicados por el conflicto armado, sino que además acoge a sus madres cuidadoras y les brinda la oportunidad de trabajar en satélites de tejido.
Los pilares de la organización son el refugio seguro, el empoderamiento creativo, la red de apoyo emocional, el refuerzo escolar y la alimentación nutritiva. Bajo esas directrices, seis de los estudiantes de la maestría hicieron un análisis y, a partir de sus saberes en diseño, les presentaron una estrategia para seguir fortaleciendo la construcción de paz.
El equipo creó un formato que permite que las cuidadoras puedan planear reuniones de avances, refuerzos escolares académicos, refuerzos de valores, trabajos psicosociales, clases de danzas y preparaciones de alimentos, según las necesidades de cada integrante. Su idea es que exista una versión digital y una física que facilite la anotación de datos adicionales.
Con la intención de proteger la tranquilidad de los niños, los maestrantes también diseñaron el folleto “baila con tus emociones”. Este contiene ilustraciones y textos que les ayudan a identificar sus sentimientos y les proponen ejercicios didácticos para poder liberarlos.
Pensando en el confort de las cuidadoras, el grupo elaboró un diario personal en el que ellas pueden leer una carta de los niños, escribir sus emociones del día y dibujar sus pensamientos. Así mismo, les proporcionó un listado de aliados que brindan capacitaciones y fortalecen las habilidades psicomotrices y el lenguaje de expresión, tales como la manzana del cuidado, la casa de justicia y la casa de igualdad de oportunidades para las mujeres de la localidad.
“Nuestro propósito fue compartir unas herramientas para que las cuidadoras puedan interactuar de diversas maneras con los niños, entender lo que sienten y convertir el lugar en un espacio más seguro”, afirma Alberto Cure, uno de los estudiantes que integró el grupo.
“Estos espacios son hermosos. El diario me recordó mi infancia porque esos libros personales siempre me han encantado y ayudado a sanar”, concluyó Merceth Urieles, mientras se le dibujaba una gran sonrisa en su rostro.
El diseño, un instrumento para materializar anhelos especiales
El Estudio Audiovisual la Estanzuela es un colectivo que desde el año 2016 ha utilizado al arte como una herramienta para la reconstrucción del tejido social en el barrio. Su propuesta es visibilizar historias de víctimas y reinsertados del conflicto armado para generar nuevos espacios de participación y divulgación.
En el último tiempo, el estudio ha buscado tener una transición y pasar a llamarse “Perro Loco, Industria Creativa” para obtener otro tipo de reconocimiento, conseguir más recursos y continuar financiando la producción de historias que son difíciles, pero necesitan ser contadas.
Tras un trabajo de etnografía social, otros seis estudiantes de la maestría conocieron esa necesidad y, a modo de solución, diseñaron una serie de entregables. El primero fue un prototipo de cómo debería ser la narrativa del colectivo para que la sociedad comprenda cuál es su propósito y qué pueden ofrecer.
El segundo fue un portafolio de servicios y productos que posibilite la consecución de recursos extra. Entre la oferta se destacaron los talleres de maquillaje, de desarrollo de guiones y de creación de personajes.
El tercero fue una serie de manuales que exponen cómo se vería la página web, qué estrategias de comunicación serían las más adecuadas para cada red social y qué usos darles al logo y la tipografía.
Y el cuarto fue un directorio de entidades que podrían contactarse para establecer alianzas y seguir evolucionando. “Lo más importante de estas dinámicas es que se llevan a cabo conexiones, se crea en junto y se adquiere un mejor sentido de país”, puntualiza Miguel Rodas, uno de los maestrantes que conformó el grupo.
“La mejor manera de aprender es aplicando y mucho más cuando se les dan respuestas a necesidades específicas de una organización”, agregó.