La Universidad de los Andes tiene como propósito contribuir al desarrollo del país y fomentar la proyección internacional. En efecto, participa en encuentros que buscan nuevas oportunidades que beneficien a la sociedad, dinamicen los ingresos y estén alineados con la sostenibilidad.
El taller “Perspectivas y Prospectivas de la Bioeconomía Circular en Colombia”, llevado a cabo los días 21 y 22 de marzo, fue muestra de ello. El objetivo consistió en dialogar acerca de propuestas que permitan que todos los sectores utilicen ese modelo de producción integral y generen acciones significativas en los territorios.
La iniciativa fue organizada por el Centro de Investigación en Sistemas Agroalimentarios (ISA) de la Universidad de los Andes —liderado por la directora María Fernanda Mideros Bastidas— la Universidad de Anglia del Este, la Embajada Británica de Colombia y el Instituto Humboldt. Además, contó con la participación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, FINAGRO y Agrosavia.
“El concepto de Bioeconomía Circular es poderoso debido a que hace referencia al conocimiento, la conservación y el uso sostenible. El trabajo de las universidades y los institutos es vital porque sin sus enseñanzas no se podría pasar a la ejecución”, afirmó Silvia Restrepo.
Durante el evento, cada una de las entidades tuvo un espacio para explicar cómo ha ido avanzando el país en temas de Bioeconomía, qué misiones se han planteado de cara al futuro y cuáles son las principales problemáticas que deben abordarse.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible hizo énfasis en que es fundamental apostarles a los negocios verdes porque producen valor agregado, posibilitan la creación de bioproductos novedosos, sustituyen las sustancias nocivas, protegen el uso eficiente de los recursos y favorecen el conocimiento ancestral. Así mismo, resaltó que en la actualidad el 40 % de los negocios verdes tienen potencial de innovación.
Por su parte, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación reveló que Colombia ha crecido poco a poco en cuestiones de Bioeconomía y que los recursos internacionales han sido de gran ayuda. A la fecha hay 207 proyectos de bioproductos, 48 expediciones científicas, 8 proyectos de turismo científico de naturaleza, 25 proyectos de creación de spin off, 37 empresas con beneficios tributarios, 43 proyectos de desarrollo local, 20 colecciones biológicas fortalecidas y 128 invenciones de biotecnología.
La meta proyectada para el 2030 es lograr una participación del 10 % de la Bioeconomía en el PIB del país. Para conseguirlo, manifestaron que buscan crear un “comité técnico de co-diseño” que ayude a que las empresas bio-innovadoras dejen de representar solo el 1 % y que el 60 % del sector agrícola y pecuario dejen de tener un bajo valor agregado.
El Instituto Humboldt agregó que su propósito para ese mismo año es aportar 600 millones en ventas por negocios innovadores basados en usos sostenibles de la biodiversidad. Igualmente, impulsar tantas Bioeconomías como regiones para mitigar la deforestación, el PIB polarizado y el desgaste desmedido de recursos.
“Lo que viene es todo un reto de gran magnitud. La Bioeconomía tiene que ser algo que haga parte del día a día y a la sociedad le corresponde apropiarse de ella”, aseveró Felipe García, gerente del Centro de Economía y Finanzas de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.
Entre tanto, la prioridad de FINAGRO es orientar el crédito a la productividad y asegurar que las actividades financiables cumplan criterios de sostenibilidad. Por lo tanto, expusieron que se enfocaran en aumentar en un 15 % las colocaciones para créditos agropecuarios con destinos verdes, garantizar que el 100 % de los financiamientos incorporen criterios ambientales y acercar alrededor de 440.000 pequeños productores más.
Revive aquí el día 1 del taller.
Experiencias que le dan sentido a la Bioeconomía
A lo largo del taller hubo espacios para que diferentes invitados presentaran las iniciativas en las que han trabajado y están relacionadas con la Bioeconomía. Fue así como el Centro de Investigación en Sistemas Agroalimentarios de la Universidad de los Andes, por intermedio de Jaime Erazo, investigador vinculado a la Vicerrectoría de Investigación y Creación, habló de los resultados de “Clúster de Bioeconomía”, un proyecto que analizó las posibilidades bioeconómicas de Antioquia, el Eje Cafetero, la Orinoquia y el Valle del Cauca.
La información expuesta indicó que las empresas de esos cuatro departamentos prefieren apostarles a la bioinvestigación, los bioingredientes y la agricultura sostenible. Adicionalmente, que en Antioquia y la Orinoquía los esfuerzos también están centrados en el manejo de plagas y en los productos forestales.
Sin embargo, sectores como la silvicultura, la biointeligencia y la medicina no están siendo tan explorados y, a raíz de esa situación, es indispensable buscar cómo empezar a impulsarlos.
Olimpo García, profesor de la Universidad de Ibagué, se unió a la dinámica y mostró los avances de “Colibrí”, un co-laboratorio de investigación en el que se reúnen investigadores de distintas áreas del conocimiento para abordar problemas puntuales de la región y encontrar soluciones globales. Entre las ideas más relevantes destacó que han descubierto que a partir de los desechos de arracacha se pueden crear bioplásticos, con los del café producir polifenoles y con las semillas de los mangos obtener materias primas útiles para desarrollar fármacos neuro protectores.
Con respecto al manejo de residuos sólidos para generar una economía circular, Darwin Hernández, docente investigador de la Universidad Tecnológica de Pereira, compartió un estudio de caso. A nivel de cifras, señaló que los residuos biodegradables representan el 55 %, pero se están desaprovechando al ser depositados de manera lineal en el relleno sanitario.
De igual manera, que cada tonelada de los residuos biodegradables del relleno sanitario causa el 1,49 de huella de carbono. Por tal razón, precisó que es vital implementar un tratamiento anaeróbico para reducirla al 0,19 o un tratamiento anaeróbico para minimizarla hasta un 0,03 %.
Esto, acompañado de emitir políticas públicas que reglamenten la fabricación de bienes de consumo y garanticen que se diseñen productos que no tengan un ciclo de vida tan corto.
John Ramos, director de aseguramiento de calidad del Viceministro de Turismo, dio a conocer las apuestas para incitar las actividades turísticas sostenibles. Según su percepción, los saberes locales y los territorios con enfoque regenerativo son vitales para potenciar la Bioeconomía.
Partiendo de ahí, la entidad no solo está promoviendo la construcción de nuevos ecoparques, sino que proponiendo programas de capacitación en innovación para detectar metodologías de producción responsables.
Además, panelistas de la University College Cork, Ecotourism Cosulting, GROW Colombia y MANATU Maravillas de la Naturaleza, aportaron visiones adicionales relacionadas con ecoturismo y agroecosistemas.
El taller finalizó con dos mesas de trabajo en las que participaron todos los asistentes. Las conclusiones abordadas giraron en torno a que debe haber incentivos para fomentar la compra de los bioproductos y cambios culturales positivos que impacten a los consumidores.
Sumado a que para que la Bioeconomía avance por el camino correcto tienen que funcionar cinco sectores específicos: los datos y la información, el desarrollo agro, los paisajes multifuncionales, el aprovechamiento de la biodiversidad y el desarrollo urbano.
Mira aquí las conferencias del día 2 del taller