Los profesores de la Universidad de los Andes se caracterizan por reflejar valores como la solidaridad, la excelencia y la responsabilidad porque, aparte de las enseñanzas que transmiten en las clases, van más allá de su deber y se enfocan en impulsar el desarrollo del país.
Esa vocación les ha permitido crear proyectos en los que buscan soluciones para los problemas más complejos de la existencia y, por eso, en la segunda edición de los reconocimientos Dejar Huella, la institución volvió a resaltar a los de mayor impacto.
La entrega de los premios se realizó el pasado 15 de noviembre, en el auditorio Mario Laserna, y estuvo a cargo de Silvia Restrepo Restrepo, la vicerrectora de Investigación y Creación. El equipo evaluador seleccionó 3 iniciativas ganadoras, pero también les otorgó unas menciones de honor a otros 2 trabajos destacados.
¿Cuáles fueron las contribuciones galardonadoras?
El semillero del Pacífico, encabezado por Juan Camilo Cárdenas, profesor de la Facultad de Economía, obtuvo la primera condecoración. La razón de ser del proyecto es investigar lo que ocurre en ese territorio para poder proponer metodologías transformadoras.
Durante sus 7 años de existencia, ha difundido campañas para auxiliar a la población afectada por los desastres naturales o el conflicto armado. Además, propuso la creación del programa “Pa’ lante Pacífico”, que beca a jóvenes de esa zona del país y les permite estudiar en la Universidad de los Andes.
“Este premio para mí es un reconocimiento a todos los muchachos y docentes que han estado presentes en toda la historia de semillero, desde los más antiguos hasta los más recientes que se han unido”, declaró el profesor Juan Camilo Cárdenas, a través de un vídeo.
La iniciativa “Resiliencia socio-ecológica en territorios volcánicos”, dirigida principalmente por los profesores Leonardo Parra, Susana Salazar, Natalia Pardo, Catalina González, Sonia Archila, Mónica Espinoza, Miguel Ángel Cabrera, Nancy Palacios y Ricardo Camacho, fue la siguiente laureada.
Su misión es impulsar el conocimiento colectivo de las relaciones que tienen los humanos y su entorno natural, en el Complejo Volcánico Doña Juana Cascabel, situado en Nariño. Los podcasts, los murales, los programas de radio y las charlas, han sido los recursos empleados para difundir las ideas y generar conciencia.
“Este trabajo ha dejado una huella muy importante en toda la comunidad. Nos ha enseñado a querer más nuestro Complejo Volcánico, a cuidarlo y ha fortalecido los lazos con las personas del corregimiento”, afirmó Andrea Rodríguez, habitante del territorio vinculada al proyecto.
Adicionalmente, la iniciativa “Apoyo al licenciamiento para conducir en personas con discapacidad auditiva”, guiada por Olga Lucía Sarmiento, profesora de la Facultad de Medicina, y por Luis Ángel Guzmán, profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, cerró la lista de los premiados.
El estudio en cuestión contó con la participación de 22 integrantes uniandinos de las Facultades de ingeniería, Medicina y Economía. En este se efectuó un análisis multidisciplinar que posibilitó que el Ministerio de Transporte cambiara la resolución y autorizara la conducción de la población que padece de sordera.
“Lo logramos gracias al excelente equipo que teníamos. Con nuestro proyecto mostramos que las personas con limitaciones auditivas no tienen mayor riesgo de estar involucrados en un siniestro vial”, aseveró el profesor Luis Ángel Guzmán, ante los asistentes al teatro.
¿Quiénes recibieron mención de honor?
El sistema funcional de seguridad para cascos de motocicletas Helmy, liderado por Alba Ávila, profesora del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, consiguió una de las distinciones concedidas. Esta solución tecnológica empleó el blockchain, el big data, la impresión 3D y las redes de sensores para tener un impacto considerable en los indicadores de accidentalidad vial.
La iniciativa actúa como un mecanismo antirrobo que causa que la moto se apague cuando se aleja del celular al que está vinculada e impide que el motociclista inicie su recorrido cuando no tiene el casco bien asegurado.
“Este trabajo me enseñó a que todas las unidades tienen un sentido dentro de la Universidad. El ingenio se puso al servicio de la ingeniería”, manifestó Alba Ávila.
El proyecto “Infraestructura para la construcción de paz: apoyo al programa de Obras por Impuestos”, que surgió bajo la dirección de Mauricio Sánchez Silva, profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, obtuvo la otra mención.
Sus objetivos son contribuir a la implementación de los acuerdos de paz y promover el desarrollo de los municipios que han sido afectados por la violencia. Es así como se ha asociado con empresas privadas para revisar más de 150 propuestas, construir vías terciarias, empezar proyectos de alcantarillado y proveerles tecnología a los colegios.
“Esta ha sido una pequeña contribución de nosotros al país a través de la construcción de infraestructura en zonas muy marginales. Pero, sobre todo, ha sido una oportunidad única para aprender porque nos ha dejado huella y nos ha enseñado cómo funcionan las regiones”, concluyó Mauricio Sánchez Silva.