Los proyectos de investigación y creación a menudo se perciben como iniciativas que no logran transformar realidades, y muchos de ellos permanecen dentro del ámbito académico. Sin embargo, en la Universidad de los Andes nos proponemos visibilizar estos proyectos y fomentar la participación de más actores, de modo que la investigación trascienda fronteras y dé lugar a iniciativas transdisciplinares de gran alcance, involucrando a todos los sectores del país y de la sociedad.
Uno de estos proyectos destacados que ha logrado este propósito es Semillas de Apego, el cual recientemente recibió mención de honor en la categoría de solidaridad de los Premios Alejandro Ángel Escobar 2024, tras postularse a la convocatoria de la Fundación. Este programa, respaldado por un equipo interdisciplinario de la Facultad de Economía de Uniandes, tiene presencia en siete departamentos del país y se enfoca en generar cambio social, con el objetivo de construir una sociedad más pacífica y equitativa. A través de aliados, financiadores y la participación ciudadana, Semillas de Apego ha crecido y se ha fortalecido, alcanzando este reconocimiento.
Semillas de Apego se dedica a proteger a la primera infancia que ha sido afectada por el desplazamiento forzado y la violencia en Colombia, promoviendo el vínculo afectivo entre madres e hijos. El programa tiene como objetivo mejorar la salud emocional de los cuidadores y fortalecer su capacidad para responder afectivamente a las necesidades de los niños. Además, fomenta buenas prácticas de crianza, busca reducir el aislamiento, restablecer la confianza y reconstruir redes de apoyo colectivo en las comunidades afectadas. Otro aspecto clave del proyecto es incrementar la capacidad de reflexión en los cuidadores y estimular una curiosidad sin juicio hacia los procesos internos de los niños, contribuyendo así a su desarrollo emocional y cognitivo.
Para abordar estos retos, el programa ha implementado un modelo grupal liderado por facilitadoras comunitarias que viven en los mismos contextos y reconocen las necesidades y desafíos del entorno. Las sesiones están diseñadas para promover la reflexión sobre el bienestar emocional, brindando herramientas que mitiguen los efectos del trauma y fortalezcan la capacidad de los cuidadores para construir vínculos afectivos protectores.
Esto es esencial en contextos de adversidad, ya que el desarrollo físico, emocional y cognitivo de las personas se ve profundamente influenciado por las experiencias durante los primeros años de vida. Los niños que crecen en un entorno seguro y rodeados de cuidadores afectuosos desarrollan sistemas biológicos y conexiones neuronales robustas que les permiten adquirir habilidades de aprendizaje para toda la vida.
Con implementaciones exitosas en Atlántico, Córdoba, Norte de Santander, Valle del Cauca, Antioquia, Bogotá y Nariño, Semillas de Apego ha beneficiado a más de 5,000 madres, padres y cuidadores, quienes ahora comprenden la importancia de cuidarse a sí mismos para poder cuidar de sus hijos de manera efectiva.